Wednesday, March 24, 2010

Algunas Cosas Sobre Mi Viaje a Roma

Nerón quemo Roma
pero Roma sofoco a Nerón.

En mi viaje a Roma no pude ver nada excepto mitología
que no se ha forjado por si misma.


A la esperanza mira la piedra
que con el hambre de una fiera es devorada.


A veces me pregunto si al ser dóciles
el aire nos destierra.

Benditas sean las estrellas
que incluso a miles de kilómetros siguen sonriendo.

La inocencia es inservible si uno es viejo.

Las piedras en si mismas son inservibles.

El amor es inservible si no tiene frases audaces.

Yo quise un Gladiador en mi boca,
sobre mis huesos.

Algunos nombres se alejan del corazón
y sin virtud se olvidan.


Ahora desnudarse es inservible,
por edad ya no tiene valor mi piel.

Esta indeferencia que Dios trae
es cruel ante mis ojos.


En mi cuerpo vive el hogar que mira silenciosamente a Dios.


Michael Ángelo fue un alumno en la última cena.


Jesús es enorme soledad
que sigue goteando sobre las heridas.









Están pálidos los edificios
penitentes ante los ríos de tiempo.

Tanta piedra y monumento que sin llegar a ser fue.
Peregrinos vienen, respiran y desaparecen.
La vieja ciudad pierde su cáscara lentamente
Y el calor derrota la fe.

La magia del Forum persiste despeinada
por la edad que lo pisotea.
Las palabras deshabitadas chocan
contra los muros de piedra.
Cualquiera puede advertir la pena
del que conoció y ya no posee.

Los gusanos a la espera pretenden apoderarse del Coliseum
y que el oxido siembre la podredumbre en Roma.
Las gradas esperan ansiosos la muchedumbre
que vocifero por júbilo .
En la dentadura de la arena
aun se ven hilos de sangre.
A soplos el viento borra las tribunas.
Los cristianos erigieron una Cruz.
Roma erigió un monumento inigualable.


Las mujeres embarazadas sin alergia
bebían la sangre de los Gladiadores
deseando que su fuerza brutal
surcase por las venas de sus hijos.

Desvestida es antigua como el paisaje.
Avanzan las piedras, columnas danzantes,
arqueadas por la edad, curvadas
como meandros que traen tiempo en sus huellas.
Hay futuro en las calles de su existencia
entre los petrificados edificios que con su canto
al mundo filtran bahías de recuerdos.
¡Oh ciudad de pilares, cruces y féretros!
Paseo por tus plazas soleadas y renombradas basílicas
y abres mis ojos a un sendero de verdades.
Antes de la cruz hubo otros Dioses.



Roma
te envuelve en las esquinas,
entran las ruinas en tus ojos
y de pronto
te viene encima el polvo
que descifra
lo que la muchedumbre de cipreses han cubierto,
los semáforos rojos hacen posible la espera
y en tus pupilas prolongan
la agitada soledad,
la proximidad naufragada de nuestro pasado
recreada entre los restos aun erigidos.



Nada despierta después de dormido
a no ser que tenga plumas y aletee.
A veces eso es lo que pasa,
miramos esperando a que llegue
y como pescadores que lanzan redes a la memoria
en un mar salado ansiamos la cercanía .


Mientras la maleza humana
trae olor a vino y comida
el Coliseum
sigue abriendo las puertas
que una vez entregaron gladiadores y espadas
-cicatrices y cristianos-
derrotas y victorias…
Jadeantes, mis rodillas presionan el aire como papel.

Encabritado grito para calentar mi corazón.
En el revuelo, mis labios estancados están sedientos.
El hervor en mis pupilas turbios sumideros deja
como aceite que teje las alturas.




La Fontana de Trevi no gime
y deja que todo se marche como si no se hubiese pasado.
vierte agua sin sal desde su corazón
sin presumir.

Los motores roncos
confabulan la muerte de Roma.

Los gorriones detestan el perfume
que persiste en forma de telarañas
donde el humo nunca se evapora.
Ya no es posible observar el mármol blanco
comiendo tus ojos.

La fe es un asunto que en las alcobas
jarras de dudas trae.
La fe nos ha regalado un muro
que no se puede cuestionar.

Los frescos de el gobiernan los corredores
pero yo no quiero ver.
Si llevase las lágrimas conmigo este Domingo
las dejaría correr.

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