Un hombre florecido es un labio tierno.
Te quiero guardar entre esperanza
por si tu amor me llega
y el corazón que goza muerto despierta
y tu te extiendes hasta rodearme.
Quiero que tu olor me manosee vulgar y común.
El cuerno diestro sonríe,
con belleza tibia me atraviesa.
Mi corazón delicado acaricia tu lengua
y resulta sabrosa y sonriente tu mirada.
En la fiebre hurgo las escalinatas de tu piel.
Estoy poseído por carne que sin conjoga repite.
Relucen dos columnas pulidas que se aman en desnudez
bajo un soplo dócil que no esquiva los roces.
Te desperdicias a gotas cuando sudas.
Beso con carne loba
que en la penumbra busca tu alcoba.
Con insaciables piernas no me importa tu pudor,
donde me asomo invisible con el contorno de mi cuerpo
vibrante con mi escultura de mármol
te miro y te amo.
Soy un hombre que con su cuerpo desnudo
te entrega puñaladas.
Quema tu piel como una brasa
y aborta mi respiraci0n.
Tu cuerpo esta húmedo,
en tus entrañas siembro.
Siento frió encadenado a mi espalda.
Te beso para que te des cuenta y me ames.
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