Sunday, November 8, 2009

Esencias A La Altura Del Corazón

La pena trae al tiempo rápido con descuidos.
La propiedad que llega tarde sola llega.
La soledad reclinada estremece si esta cansada.
La tristeza semihundida de puntillas persigue.


Los errantes pasos dejan volcado el tronco,
los años que ha estas alturas ruedan con voluntad propia.

Estoy asustado con fuego helado que quema,
por días que en las brasas consumidos esperaran a ser apagados.


Como en un secreto que deserta al que lo cuente,
en un lugar de piedritas clavadas en mis pies -así crecí-
dejarme ver solo una vez hubiese sido todo una eternidad.

Ahora la paz me reclama alegre saber quien soy,
pero durante años recé esperanzado en que esta confusión terminase.
-un hombre mataría el amor por gozar a otro hombre-
con gran atención escuchaba al cura al saberme involucrado.


La lluvia que de mis ojos escapa se desliza
para no quedarse dormida en los pozos.

¡Cae! ¡Cae!
para no encontrar reposo.

La suciedad de mi corazón lava.


Se me olvido mi infancia por astillada
ya que se asomaba triste a la luz caída.
Con sabor a baúles que secaban los recuerdos.
Fueron los años una mirada de claraboya,
mas perdidos que la luz en neblina.
Tenían mis ojos grises invernaderos abandonados
que hacían entender que ante semejante luto
la pena iba a engordar desmesuradamente deprisa.

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